Podemos imaginarlo todo,
predecirlo todo,
salvo
hasta dónde podemos hundirnos.
Cioran
Todo está quieto a través del
vidrio. Tu cola se deliza cuidadosamente sin romper sin ruido sin una pizca de
ternura. Tu soberbia felina me provoca,
te contemplo en mi habitación. Un rumor
entre los árboles, después del mal tiempo convierte la monotonía de mis ojos y se
quedan estáticos, los cables eléctricos columpian zapatos los bambolea como si
anunciaran su discurso, y los miro aliviada, todo se ha hundido sin mí, y puedo
decidir beber el vino o dejarlo, entibiarme o helarme en la rigurosa estación
invernal, pero tú no sabes que me quedo
aquí y que vuela mi imaginación hacia el pasado. Todo es pasado y he arado entre tejado y goznes
chirriantes con la placidez de un animal doméstico. Temo que te esfumes entre los techos, tu
movimiento es el único amor que me mueve en esta existencia, los aires tienen
nombre y me voy adormeciendo está tarde entre seres invisibles, por eso temo
que te escabullas entre los techos.