Corro apresurada tras esa sombra que me va a escuchar, increparé su abuso. Aún chorreaba el corte entre mis piernas, niña aún, ese olor a la tierra en mi cuerpo aplastado, y todas la estrellas se clavaban en mi cara, y la respiración nublaba mis ojos. Debo romper los sueños, los que me ayudan a olvidar, y esa sombra adherida a las rocas que no alcanzo, me mira, sí ahora voltea hacia mí, ¡oh, ese es mi rostro de niña en el rostro de su sombra¡
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